sábado, 18 de enero de 2014

CRÍTICA EN SHANGUIDE DE "EL LEÑADOR", DE MICHAL WITKOWSKI

En 2011, Anagrama publicó la primera novela de Michal Witkowski, Lovetown, con la que unos años antes había escandalizado a la sociedad polaca. Se trataba de una obra ambiciosa y compleja, divertida pero con trasfondo, protagonizada por dos mariconas entradas en años que juegan a ser chicas y añoran los viejos tiempos del comunismo (y las pollas de los soldados rusos), y también por un periodista llamado Michal (si bien el autor había advertido que todos los personajes eran falsos).

En esta ocasión, el protagonista —y narrador— también se llama Michal, e incluso de apellida Witkowski. Michal Witkowski (1975) es un escritor gay que acude a un resort turístico playero buscando evadirse, o más bien aislarse, porque a finales de noviembre, por no haber en Miedzydroje no hay casi ni cobertura telefónica. Su intención es escribir una novela policiaca, y para ello se instala en una cabaña con todos sus enseres: un ordenador portátil, un cepillo de dientes eléctrico, un dictáfono digital e incluso un paralizador profesional... por lo que pudiera pasar. Su anfitrión es un leñador llamado Robert, un hombre rudo de pocas palabras que guarda en el cuarto de baño un cofre lleno de medicamentos psíquicos de los potentes. «¿Y si resulta ser un loco de verdad que atrae allí a personas inocentes? ¡A saber cuántos hay ya enterrados en el jardín!»

Poco a poco va conociendo a algunos de los habitantes del lugar, como un chandalero amigo de otros chandaleros descerebrados, un vigilante noruego de lo más formal, un masajista chalado; y por allí pasan también algunos alemanes y suecos dispuestos a emborracharse a precio de saldo (con este panorama, no resulta extraño que a Witkowski lo hayan comparado con Almodóvar). Y, en cuestión de pocos días, Michal descubrirá, a partir de la curiosidad que le suscitó una fotografía, toda una trama de corrupción inmobiliaria e incluso la desaparición de una mujer, y así la historia que traía en la cabeza acabará siendo algo totalmente diferente y acaba transformándose en una novela titulada El leñador , pues en dicho personaje está la clave para descifrar lo acontecido.

Como sucedía en Lovetown, sorprende la facilidad con la que el autor polaco es capaz de entremezclar lo más culto con lo más chabacano. Seguramente, su próxima novela será más 'gay', y tan buena como las anteriores.
Bernardo M. Briz, Shanguide del 6 al 31/01 de 2014

http://www.libreriacomplices.com/libros/el-lenador/978-84-15539-34-6/

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