sábado, 7 de mayo de 2011

GIGOLÁ de LAURE CHARPENTIER, Editorial Cabaret Voltaire


A los veinte años, Laure Charpentier (1952) ya había hecho carrera por Pigalle, Place Blanche y los safogaritos del Boulevard de Cliché. Laure, garçonne convencida, escribió, entre afiebrada y desbordada, una crónica galante de su vida en esos años en los que se convirtió en asidua de las noches de lugares tan míticos entre el planeta Lesbos parisino como Le Monocle (una de las señas de identidad de las garçonnes, junto al esmoquin y el bastón) o Chez Moune. Jean-Jacques Pauvert, su primer editor, se topó con la voraz censura de la época (1972), que prohibió suventa y difusión. Era demasiado crudo presentar cómo una lesbiana joven le metía su bastón a su clienta, una rica y elegante sesentona, y la hacía gozar como una perra… Laure Charpentier tuvo que esperar treinta años para ver publicada Gigolá. ¿Por qué esta novela resulta tan especial para cualquier tipo de lector? Sin duda alguna, por su autenticidad, por su canto a la libertad personal, por abordar todos los tabúes sexuales con una naturalidad pasmosa, por su amoralidad epicúrea; y además de todo eso, por estar muy bien escrita. Las aventuras de esta joven garçonne —palabra de imposible traducción al castellano sin que pierda algún matiz en el camino, porque en ella está implícita toda una forma de entender la existencia— atrapan desde las primeras páginas. Pese a su juventud, Gigoló es una lesbiana pura y dura que asume el rol masculino y se traviste de hombre, que adopta orgullosamente sus ademanes y posturas, aunque reconozca en cierta ocasión que se le resiste la apertura de piernas que suelen adoptar los verdaderos machos al sentarse. Una lesbiana que lo mismo chulea a una patética prostituta de Pigalle que a una vieja dama indigna perteneciente a la casta superior de los millonarios; que es capaz de moverse con la misma soltura en los ambientes tabernarios que en los elegantes restaurantes y salones de la alta sociedad. Que descubre el verdadero amor y lleva su virilidad congénita hasta el más crudo exacerbamiento, hasta sus últimas consecuencias, en un final no por esperado menos impactante… Gigolá, en fin, debe ser considerada como una novela referencial —que no militante— sobre la homosexualidad femenina, que trata sobre las mujeres verdaderamente libres, no solo liberadas, y que se alza varios estadios de altura por encima de cualquier otra novela escrita recientemente sobre este tema por la calidad de su escritura y la amplitud de su discurso. Fernando P. Fuenteamor, Shanguide del 28/03 al 11/04 de 2011.

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