La piel gruesa son tres días en la vida de Aarón, un chico como cualquier otro. Que estudia y trabaja como cualquier otro. Que es gay como cualquier otro. Y que se cuestiona el mundo en el que vive y su papel dentro de él como.. no, no como cualquier otro porque la mayoría de chicos como él no se cuestionan nada. Durante ese tiempo nos contará cómo ha llegado al momento vital en el que se encuentra, conoceremos a sus amigos, a su hermana, al recuerdo de un padre déspota que nunca aceptó la homosexualidad de su hijo. Pero también escucharemos sus quejas, sus miedos, sus ansiedades y sus frustraciones. Su voz se convertirá en un grito frente al muro. Y el muro no es otro que la sociedad que le ha tocado vivir.
sólo son tres días pero resultan más que suficientes para realizar una precisa radiografía de cierta parte de la juventud a la que le prometieron el cielo desde que nació y que al final se ha encontrado viviendo en el purgatorio de las promesas incumplidas. Cualquiera se puede ver reflejado en muchas de sus sentencias. Los problemas y preocupaciones de esta generación no tienen mucho que ver con orientaciones sexuales. Pero tampoco seamos tan ingenuos. Ser gay o lesbiana influye y condiciona. Si los jóvenes heterosexuales tienen los mismos problemas que Aarón, él tiene encima otra losa: por encima de sus aciertos y errores siempre será un maricón. Y esa es la imagen que prevalecerá sobre las demás. Porque la corrección política y la supuesta tolerancia sólo son una fina pátina con la que la sociedad se recubre. Una pose calculada pero falsa.
pero Aarón no vive en un mundo aparte por ser gay, como muchos heteros se empeñan en afirmar. Justamente por ser gay es mucho más consciente de la diversidad de su entorno. Así, de su mano, asistiremos a un catálogo de personajes perdidos, eternamente sumergidos en una continua lucha por averiguar quiénes son realmente y cuál es su lugar. Y Aarón es uno más entre ellos, aunque su mirada sea más lúcida que la del resto.
tras la revelación que supuso La vida que soñamos, con la que Portero se alzó con el IV Premio Terenci Moix de Narrativa Gay y Lésbica, La piel gruesa supone su confirmación en el panorama literario. Con un estilo directo, a veces ensayístico, y una economía de medios muy bien calculada crea poderosas y plásticas imágenes que se graban con hierro candente en la imaginación del lector. Raúl Portero describe la cotidianeidad con poderosa maestría y la convierte en algo más significativo de lo que a veces parece a simple vista. Si aún no has leído La piel gruesa, si te has dejado llevar por reseñas confusas, quizá este sea el momento de que le des una oportunidad. De seguro que no te arrepentirás. O quizás sí. Porque tras leerla te darás cuenta del mundo en el que vives y descubrirás que no es tan bonito como siempre te lo han pintado.
(Libertad Morán, Universo Gay)
sólo son tres días pero resultan más que suficientes para realizar una precisa radiografía de cierta parte de la juventud a la que le prometieron el cielo desde que nació y que al final se ha encontrado viviendo en el purgatorio de las promesas incumplidas. Cualquiera se puede ver reflejado en muchas de sus sentencias. Los problemas y preocupaciones de esta generación no tienen mucho que ver con orientaciones sexuales. Pero tampoco seamos tan ingenuos. Ser gay o lesbiana influye y condiciona. Si los jóvenes heterosexuales tienen los mismos problemas que Aarón, él tiene encima otra losa: por encima de sus aciertos y errores siempre será un maricón. Y esa es la imagen que prevalecerá sobre las demás. Porque la corrección política y la supuesta tolerancia sólo son una fina pátina con la que la sociedad se recubre. Una pose calculada pero falsa.
pero Aarón no vive en un mundo aparte por ser gay, como muchos heteros se empeñan en afirmar. Justamente por ser gay es mucho más consciente de la diversidad de su entorno. Así, de su mano, asistiremos a un catálogo de personajes perdidos, eternamente sumergidos en una continua lucha por averiguar quiénes son realmente y cuál es su lugar. Y Aarón es uno más entre ellos, aunque su mirada sea más lúcida que la del resto.
tras la revelación que supuso La vida que soñamos, con la que Portero se alzó con el IV Premio Terenci Moix de Narrativa Gay y Lésbica, La piel gruesa supone su confirmación en el panorama literario. Con un estilo directo, a veces ensayístico, y una economía de medios muy bien calculada crea poderosas y plásticas imágenes que se graban con hierro candente en la imaginación del lector. Raúl Portero describe la cotidianeidad con poderosa maestría y la convierte en algo más significativo de lo que a veces parece a simple vista. Si aún no has leído La piel gruesa, si te has dejado llevar por reseñas confusas, quizá este sea el momento de que le des una oportunidad. De seguro que no te arrepentirás. O quizás sí. Porque tras leerla te darás cuenta del mundo en el que vives y descubrirás que no es tan bonito como siempre te lo han pintado.
(Libertad Morán, Universo Gay)
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